Conducir en la nieve: consejos prácticos I
La nieve reduce la adherencia de la carretera, por lo que nos obliga a conducir de forma muy diferente a cómo lo hacemos sobre asfalto. Cuando nos sacamos el carné de conducir, raramente se nos enseña a conducir en la nieve, y sólo nos quedan consejos como los que daremos en este post y en otro que colgaremos próximamente para evitar sorpresas y problemas.
Equipa tus neumáticos
Los neumáticos clásicos de verano, aún siendo nuevos, son muy poco compatibles con la nieve y el hielo. Por este motivo, recomendamos llevar neumáticos de invierno o de nieve, que tienen una goma y un dibujo diferente, cuando salimos con el coche a la montaña, por ejemplo a esquiar o a hacer snowboard, durante los meses más fríos del año.
En caso de encontrar la carretera impracticable y de no llevar este tipo de neumáticos, es el momento de poner las cadenas, que hay que guardar a una temperatura agradable en el maletero y montar en las ruedas motrices (las de delante en la mayoría de coches). Una vez puestas, la precaución indispensable que hay que tomar cuando se conduce con ellas es no ir nunca a menos de 50 km/h.
Ten muy en cuenta la visibilidad
Antes de partir, asegúrate de haber sacado la nieve y el hielo de todo el coche. La del parabrisas y los cristales es primordial, obviamente; pero también hay que quitar la nieve del capó y el techo, para evitar, en caso de frenazo o ráfaga de viento, que la nieve acumulada encima de éstos caiga sobre el parabrisas reduciendo peligrosamente la visibilidad.
Para que los demás también te vean, no te olvides nunca de encender las luces de cruce y las luces de niebla traseras.
Evita los frenazos
Evita a toda cuesta los frenazos bruscos, que te harán perder la adherencia y, por tanto, patinar. Da prioridad al freno motor y, sobretodo, no frenes nunca mientras giras las ruedas, ¡porque seguirás todo recto!
Anticipa las zonas de riesgo
Puentes, zonas de sombra debajo de un bosque, rotondas, túneles, puertos de montaña… Son a menudo las zonas donde se forma el hielo. Cuando te acerques a ellas, disminuye la velocidad y redobla la vigilancia.
Ésta última es una de las reglas de oro de la conducción en la nieve y el hielo. Muy pronto os daremos más consejos prácticos para afrontar estas situaciones evitando las salidas de la carretera y los accidentes. ¡No os perdáis el próximo post sobre el tema!